domingo, 24 de enero de 2010

AL OTRO LADO DE LA MONTAÑA

Se persiguen las calles
y nunca se alcanzan.

Los árboles levantan sus ramas
en ruegos sin escucha
y permanecen desnudos
en los jardines de asfalto
como caracolas vencidos.


Viajeros sin rumbo
asumen sus casas como un destino
y el eco de sus pisadas
son nada y carecen de sentido.

Ciego caminante que crees estar vivo,
sólo te salvará el saber
que detrás de las montañas,
siempre hay un niño
comiéndose una margarita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario